Falta agua, pero el Gobierno provincial siempre miró para otro lado
Cuando terminó la gestión de Claudio Poggi en 2015, el Plan Maestro proyectado a 2025 estaba en marcha para profundizar el modelo hídrico puntano y preveía la construcción de 16 diques y cinco acueductos vitales, pero su sucesor nunca le dio continuidad.
En San Luis el agua es un bien escaso. Está claro que por tratarse de un clima semiárido, las pocas lluvias se concentran en un régimen monzónico que las provoca principalmente entre octubre y marzo, dejando poco margen para hacer cultivos de invierno, mientras que el perfil de suelo tiene problemas para rellenarse cuando arranca la campaña agrícola estival. Esos problemas hacen que sea todo un desafío producir soja, maíz, leche y carne.
Pero en las gestiones de gobierno existen las previsiones y las políticas de Estado para hacerle frente a las dificultades que provoca el clima. Más aún cuando ya se sabe qué obstáculos va a oponer. Por eso no es creíble el argumento de que falta agua sólo porque llueve poco, o porque hace tres años que el fenómeno climático La Niña se cierne sobre los campos argentinos.
Es posible manejar herramientas cuando hay planes a largo plazo, y sobre todo cuando un gobernante es inteligente para aprovechar lo que dejó el anterior, en lugar de encapricharse en una visión cerrada y falta de sentido común.
En los cuatro años en los que San Luis estuvo comandada por Claudio Poggi, esa administración proyectó el Plan Maestro del Agua con un objetivo ambicioso, ir realizando obras desde el momento de su creación (2012) hasta el año 2025. Incluso pasó por la Legislatura, que lo convirtió en ley (841-2013), por lo que es la herramienta ideal para salir adelante y terminar con la escasez.
Pero al mandatario le cerraron el camino a una segura reelección y su sucesor, Alberto Rodríguez Saá, arrasó con todo lo que se había trabajado. Por eso el Plan Maestro del Agua 2012-2025 quedó en desuso, desaprovechando una buena oportunidad de capitalizar sus ideas, que vendrían muy bien hoy cuando las restricciones en el uso del agua tienen a maltraer a los vecinos de San Luis.
Poggi, quien buscará volver al poder en las próximas elecciones, lo recordó en sus redes sociales en los últimos días, prometiendo volver a poner en práctica esa política a largo plazo en el manejo del agua si es que logra volver a la gobernación, ya que cuenta con lo más importante: los estudios de factibilidad y la capacidad técnica de sus cuadros profesionales.
Originalmente, presentó el Plan Maestro el 18 de septiembre de 2012 en la Caja de los Trebejos, garantizando que si se cumplían los plazos, iba a haber “agua para todos”. El empuje que le dio al proyecto le valió la distinción de “Embajador del agua”, de parte de la empresa Nexichen, por su compromiso con el cuidado del recurso.
“Cuando asumimos planteamos la necesidad de mirar al futuro, construir planes estratégicos de energía y agua. El Plan maestro del Agua también representará una política de estado. El agua es un recurso escaso y tiene una estrecha relación con los alimentos, no hay alimentos sin agua. Por eso hicimos este plan”, explicaba por entonces el gobernador de San Luis.
Por entonces, San Luis comenzó a conocer nuevos conceptos que debió incorporar la población, como la ‘huella hídrica’, el ‘agua verde’, que es la humedad disponible para las producciones; las ‘aguas azules’, que son los diques; y las ‘aguas grises y negras’. También se relacionó al recurso con el agregado de valor en origen, que es la utilización del agua en el sector primario.
Pero en 2015 asumió la nueva administración y el cuidado y el aprovechamiento integral del agua quedaron relegados, lo que hoy se paga con la escasez, la baja pronunciada del nivel de los diques y las restricciones al uso de agua potable en los domicilios de las ciudades y pueblos porque llueve poco y nadie tomó las previsiones necesarias. Ni siquiera hay respuestas para reglamentar la Emergencia Agropecuaria, lo que tiene al campo puntano angustiado y sometido a fuertes pérdidas, sin que el Estado se ocupe de sus problemas.
El Plan Maestro del Agua 2012-2025 representaba una profundización del Modelo Hídrico Provincial, teniendo en mente los objetivos de una planificación a largo plazo. Estaba en carpeta la construcción de 16 diques; la extensión de la red acueductos (se construyeron mil kilómetros en esa gestión) y canales, y por ende, una ampliación en la capacidad de distribución del recurso. El espíritu del plan lo definió por entonces Felipe Tomasevich, titular de San Luis Agua: “No sólo se trata de un mero listado de obras, sino que se trabajará fuertemente en la educación y la conciencia respecto del vital elemento”.
Entre sus puntos principales, abarcaba nueva infraestructura en las sierras de San Luis, con obras de almacenamiento, distribución y trabajos hídricos en la región del oeste; y otras de almacenamiento en la región de los Comechingones. Además de una planificación hídrica y un ordenamiento del territorio, preveía un monitoreo delas napas subterráneas, el estudio del régimen de precipitaciones pluviales, escurrimiento superficial, suelos, aguas servidas y huella hídrica.
En materia cultural, un fuerte trabajo de concientización, capacitación e innovación; más certificaciones de calidad y una coordinación con el Tratado de Paz entre Progreso y Medio Ambiente, otra iniciativa de la cual ya no se habla hace años en la provincia. La gestión iba a incluir la conformación de un Comité Interministerial del Agua, una Policía de Agua y la participación activa de la ciudadanía.
De haber tenido continuidad, el Plan Maestro del Agua hubiera permitido sumar casi tres millones de hectáreas a la producción agrícola y ganadera a partir de la construcción de 16 nuevos diques, la mayoría sobre la zona oeste de las Sierras de San Luis, destinadas a mejorar uno de los sectores más secos de la provincia.
Cinco nuevos acueductos terminarían por llegar al cien por ciento del territorio, entre ellos el del Este, el más importante y en abril del año pasado reflotado por la actual administración que está en la búsqueda de maquillar su imagen. Está proyectado para salir de Villa Mercedes con agua del río Quinto para recorrer 900 kilómetros y llegar a 2.300.000 hectáreas. Poggi ya lo había incluido hace una década en su gestión de gobierno.
Para 2025, de seguir esos lineamientos, tendría que haber en San Luis 3.804 kilómetros de acueductos. Además del Acueducto del Este, otros cuatro ductos llevarían agua de calidad a más de una veintena de municipios y pequeños poblados, generando más zonas productivas. El Acueducto La Cumbre-Alto Pelado debería tener una influencia sobre 130 mil hectáreas, el de Saladillo 7 mil, el de San Martín 200 mil y el de La Florida estaba destinado sólo para uso humano.
El proyecto consideraba a la cuenca del Río Quinto como "patrimonio hídrico" de la provincia, con una superficie de aporte de unas 400.000 hectáreas para proveer de agua a las 2.300.000 hectáreas que conforman el sector Este y Sur del territorio. Los estudios técnicos habían determinado que las lluvias del verano producen grandes derrames de agua de muy buena calidad, que salen de la provincia e inundan jurisdicciones vecinas. Con el Plan Maestro, esa agua iba a quedar en San Luis, sobre todo en el sur, ya que toda esa región se abastece de agua subterránea, la cual tiene concentraciones de arsénico y flúor no recomendables para el uso humano.
El Plan Maestro del Agua está allí, listo para ser usado en beneficio de San Luis. Falta decisión política para ponerlo en práctica, quizá en poco tiempo la población vuelva a hablar de huella hídrica y encuentre agua cuando abre sus canillas.